sábado, 27 de junio de 2015

El Chino


A escasos metros del taller tenemos "El Chino", y no me refiero al típico bazar en el que todos estáis pensando, repleto de mil y un artilugios made in china, en este caso se trata de una tienda de comestibles de barrio que únicamente se diferencia por que es regentada por una familia oriental.

Allí trabajan todos, y aunque habitualmente está el que parece ser el cabeza de familia - nunca mejor dicho, por su tamaño craneal - y una chica joven - la mujer es otra, eso ya lo controlo -, que es la que realmente trabaja, en ocasiones puedes encontrar al resto de miembros del clan: mujer, hijo, prima, abuelo,... Están bastante occidentalizados - en lo malo -, cuando hay más de uno apenas cruzan palabra, únicamente cuando se preguntan el precio de algo - intuyo, ya que mis conocimientos del mandarín no van más allá de ni hao - pero eso si, lo que es hablar por el móvil y whatsappear, no paran.

El aspecto del comercio es tan cutre como el de la tienda de barrio de toda la vida, y cuando digo toda la vida es eso, la montaron hace treinta años y sigue igual, la única diferencia es la super-mega-pantalla-plana-smart-tv-high-definition-color-chorrocientos megahercios-último-modelo - por cierto, coreana - que muestra las imágenes de las cámaras de seguridad, que a juzgar por el número de recuadros, deben tener una por cada huevo del cartón. Por lo demás, nada más allá de vulgares estanterías metálicas, dobladas por el peso de la mercancía, neveras que no enfrían repletas de bebidas y pilas de cajas de fruta y verdura.

Tras este inútil y aparentemente innecesario preámbulo, sin entrar en polémicas sobre la invasión oriental, explotación laboral, evasión fiscal o cualquier otra crítica que se os pueda ocurrir relacionada con esto - cada uno es libre de opinar lo que quiera y éste no es el foro de discusión -, lo cierto es que es nuestro proveedor oficial de plátanos, alimento básico del taller junto a las palmeritas de hojaldre y el café - procedentes de otros proveedores locales -. 

Un día cualquiera, alguien trajo de "El Chino" una de esas cajas de madera en las que se transporta la fruta, por si alguien quería hacer algo con ella. Al día siguiente apareció otra caja. Un par de días más tarde, yo mismo, traje dos más, y como quien no quiere la cosa, se fueron acumulando en un rincón, hasta que días más tarde, a alguien, en un momento brainstorming, se le ocurrió que podíamos utilizarlas para practicar determinadas técnicas.

Me refiero a las cajas de fruta de madera de toda la vida, que a pesar de que parece que el tiempo no ha pasado por ellas, si uno se para a observarlas detenidamente,  descubre que la evolución tecnológica ha producido un efecto inversamente proporcional en el material utilizado para su confección. La chapilla de ahora es del grosor del papel de fumar - debe estar cortada con láser - y algunos modelos vienen incluso sin asas - ya se transportan en palets, no a mano -, parece que en cualquier momento se van a descuajeringar. Esto me recuerda la mítica frase lapidaria del abuelo: "Las cosas de hoy ya no se hacen como las de antes" - imaginaosla en politono abuelo cebolleta, revivís el momento, ¿verdad? -, pero es cierto que hay veces en las que hay que reconocer que el abuelo tenía razón.
 










Como con lo que hay tenemos que apañarnos, lo primero que hicimos fue reforzar la estructura de las cajas, sobre todo los fondos, con chapilla de DM, y colocar asas, o reforzarlas si las tenían, con listones de madera. Después se pintaron de diferentes colores y las decoramos con decoupage - vamos, lo de pegar láminas de papel que normalmente hacemos, pero dicho de forma cool -, pero sobre todo, y que fue el origen del experimento, probamos varias técnicas de transferencia de imágenes.

Como se dice vulgarmente "cortando huevos se aprende a capar" y eso fue lo que hicimos, probar diferentes maneras y diversos productos para transferir imágenes del papel a la madera con el objetivo de determinar la técnica más apropiada, al menos para nuestra forma de trabajar y para el resultado buscado, lo cual siempre está bien - sigo disfrutando aprendiendo cosas nuevas - y de paso hicimos unas aparentes cajas decorativas de lo mas vintage, como se dice ahora. A continuación os muestro algunos ejemplos.


 




P.D.: Se hicieron más cajas pero no las puedo mostrar por que las vendió un compañero del taller antes de que pudiéramos sacar ninguna foto. Parece que tuvieron bastante aceptación.