viernes, 21 de agosto de 2015

Ferrocarril al Oeste

Llevaba un par de días trabajando con una mesilla de metal, cuando a primera hora de la mañana Eva paró su coche en la puerta del taller pidiendo ayuda - ¿que pasó? -, nada grave, sólo necesitaba que le echaran una mano para descargar unas maderas que acababa de comprar. Entre éstas se encontraban unos tablones procedentes de palets sin montar, que aunque no lo creáis cuestan más caros que comprando el palet terminado - como los coches que sale mas a cuento comprar dos montados que uno por piezas -, pero la pequeña diferencia de precio en este caso bien vale la pena por el esfuerzo que te ahorras - os invito a que hagáis la prueba de despiezar un palet vosotros solitos, entenderéis por qué es preferible pagar un poco más ...os animo, ¡veréis que divertido! -.

A la vista de la montonera de tablas me vino un flash repentino, ¿por que no hacer algo con esos tablones y la estructura metálica que rondaba hacía meses en el taller y de paso nos la quitábamos de encima de una vez?. La idea me inspiraba más que lo que estaba haciendo, sin mucho convencimiento, en ese momento, así que sin pensarlo dos veces aparqué la mesita metálica en el rincón del que había sido rescatada - tendrá que seguir esperando su oportunidad -, me hice con la estructura,  me puse a pulirla y le di un tratamiento anticorrosión.

Al día siguiente comencé a forrarla con los tablones aunque aún no tenía muy claro lo que iba a hacer, pero a veces el proceso creativo consiste en dejarse llevar por las ideas que fluyen conforme vas trabajando. Otras veces no funciona y hay que dar marcha atrás, pero el ensayo-error también forma parte del proceso y en ocasiones - por desgracia, no siempre - se aprenden interesantes lecciones de los errores. Medir, cortar, encolar, clavar, poco a poco iba tomando cuerpo, aunque teniendo en cuenta la disposición de la propia estructura, tampoco daba mucho margen a la imaginación. Constaba de dos partes diferenciadas, una superior mas pequeña y otra mayor debajo, además tenía un fondo bastante limitado, a penas treinta centímetros, por lo que lo más adecuado parecía ser convertirla en una cómoda o mueble de recibidor.

Estructura montada y tratada
Estructura en montaje
 

Completé los laterales, la trasera y los tableros horizontales dejando solamente abierto el frontal. Pensé que lo más útil en la parte superior serían unos cajones y para ahorrar trabajo busqué entre la pila que almacenamos, fruto de las colectas callejeras, y mira por donde encontré dos, que habían entrado en el taller a penas un par de días antes procedentes de un armario que a un compañero le habían regalado de una casa en la que había montado un armario empotrado. Eran perfectos, únicamente había que ajustar el fondo.

Cortados los cajones, cambié los frontales sustituyendo los originales que tenían los cantos redondeados - modelo apartamento rústico cutre - por unos tableros de DM ya que tenía la idea de forrarlos de papel, no se iba a ver y el acabado quedaría más fino. A continuación pinté el interior y laterales con un llamativo color naranja que fabriqué sobre la marcha - el azul sigue en la recámara... algún día volverá -. 


Tocaba elegir el papel y no tenía claro lo que quería así que fue cuestión de arrancar el ordenador y ponerse a mirar láminas y más láminas esperando que llegara la inspiración, y llegó, afortunadamente más pronto que tarde. Me decanté por una que en su día había seleccionado para la Maleta para un largo viaje y que nunca llegué a utilizar. Se trataba de un colage formado con antiguos billetes de ferrocarril norteamericano bastante llamativo, al menos así me lo pareció.

Detalle de cajón

Con este papel forré el frontal y el fondo de los cajones así como la balda intermedia que iba a colocar en la parte inferior. A continuación utilicé unas varillas de madera y unos topes de plástico para para dejar perfectamente encajados los cajones en la estructura.

Faltaban los tiradores pero esta vez tenía claro lo que quería, unos dorados de media concha que había visto recientemente, mientras buscaba tiradores para otro mueble, y que no me costó mucho encontrar - esta vez -.

Como los colores predominantes del papel eran cálidos, me animé a utilizar un tinte naranja para la estructura de madera olvidándome del aspecto de madera desgastada - tipo far west - que tenía pensado originalmente y que ya había probado en la parte posterior - a esto me refería con lo de ensayo-error -, pero que no me convenció del todo.

Vista Lateral

Por último, y al hilo de la temática de los billetes de tren coloqué unas palabras alusivas al tema utilizando las letras de molde que habíamos conseguido hace no mucho tiempo, simulando a las que se veían en las cajas de madera en las que antiguamente se transportaban mercancías - al menos esa es la imagen que me vino a la mente en el momento en el que se me ocurrió- .

El aspecto final creo que resulta bastante colorido y alegre por lo que puede encajar perfectamente en el recibidor de una casa colorida y alegre - escucho ofertas-.
 
Aspecto Final

jueves, 6 de agosto de 2015

Parto prematuro

Corría allá por el mes de noviembre cuando apareció una chica por el taller con unos muebles para restaurar. Se trataba de cuatro sillas antiguas, aunque no tanto como querían imitar, una pareja con reposabrazos y otra sin ellos, no de mala calidad pero con un infumable tapizado de skay azul que delataba la época de fabricación, calculo que allá por mediados de los 70. Dos sillones bajos, bastante sencillos, también con un tapizado digno de Cuéntame - de las primeras temporadas - y un puf.
Estado original

Lo que quería la Clienta era renovarlos y darle un aspecto más moderno, pero nada estridente - puso cara de póquer cuando le enseñe mi silla azul protagonista de la entrada trono vintage, que casualmente por esa época estaba en el taller recién terminada -. Se autoproclamaba bastante clásica - doy fé de ello -, y ese era el estilo que quería, blancas y con unas telas monócromas que ella misma se iba a encargar de seleccionar a su gusto.

Nada que objetar, el Cliente siempre tiene la razón - por eso no me entusiasman tanto los trabajos de restauración, al menos los que no te dan mucho margen de maniobra -.

Lo cierto es que llevó su trabajo, sólo tenéis que echar un vistazo a la foto e imaginaros quitando chinchetas de la tapicería , lijando a mano todas esas curvas, y lo mejor de todo, lijar los ribetes dorados de los contornos - eso fue lo mas divertido, ja, ja, me río por no llorar cuando lo recuerdo -. Y ahora, multiplicadlo todo por cuatro.

Es cuestión de paciencia y músculo, y se cuenta rápido, pero querría veros hacer una sola silla para que aprendais a apreciar el trabajo que cuesta. Lo cierto es que si se cobrara la mano de obra que se invierte en algunos trabajos no habría dinero suficiente para pagar ni en la Caja B de Bárcenas.
Preparado para tapizar
Terminado el trabajo de lijado y limpieza lo siguiente fue reparar algunos desperfectos con masilla, encolar alguna pata díscola que parecía que iba a saltar a la pista de baile en cualquier momento y finalmente pintar de blanco inmaculado las estructuras.

Los sillones apenas llevaron trabajo en comparación con las sillas ya que había poca madera que retocar - una cosa compensa a la otra -, casi todo era de tapicería. Se lijaron los reposabrazos y se repararon dos de ellos, uno que estaba partido y desplazado y otro a punto. Se arregló también una pata astillada, se ajustaron los tornillos y por último se aplicó un tinte natural para restaurar el color original. 














Ya del puf ni hablamos, coser y cantar en comparación con lo anterior.

Terminado el trabajo, llamémoslo de restauración, era la hora del tapizado. Tras varias llamadas a la Clienta, a la pregunta de si ya tiene las telas: "No, es que me han recomendado en la tienda que lleve una silla de muestra para poder hacer mejor la elección, pasaré a buscarla". Tic, tac, tic... un mes mas tarde, y varias llamadas después aparece por el taller a recogerla. Tic, tac, tic,... un mes mas tarde, y tras varias llamadas, ya se había decidido pero..."No hay telas en stock así que las he mandado pedir a península" - otro de los inconvenientes de la insularidad -. Tic, tac, tic,...  un mes mas tarde por fin han llegado las telas - parece que vinieron en camello por la ruta de la seda -, "a ver si las llevo... y la silla, ja ja" - yo también me parto - . Tic, tac, tic,... un mes mas tarde la Clienta trae la silla de muestra y las telas - no se si venía también en camello -, pero... ¡nooooo!... falta la tela de los sillones y el puf..."que gracia, se me olvidó la otra bolsa en casa" - a mi también me da la risa -. Tic,... ¡sólo un día más tarde! - ¿que habrá ocurrido? - la Clienta trae el resto de tela - ¡Aaaaleluya! -. Por fin, llamamos al tapicero que claro está, ni se acordaba del presupuesto que nos pasó. Tic, Tac,... una semana mas tarde el tapicero - "es que estoy muy liao" - recoge los muebles. Tic, tac,...llamada del tapicero "oiga, que falta el galón para rematar el tapizado, ¿qué le pongo?". Llamamos a la Clienta "yo me encargo" - ¡cielos! -, Tic, tac, una semana más tarde, la Clienta aparece con el galón por el taller - ¡jaaar! -. Llamamos al tapicero: "Ya está el galón". Tic, tac,... una semana mas tarde el tapicero - "es que estoy muy liao" - recoge el galón. Tic,... una semana mas tarde llamada de la Clienta: "¿ya han terminado? - grrrr - Tic, tac, tic,... tres semanas mas tarde aparece el tapicero con el trabajo acabado - voy a llorar-. Llamamos a la Clienta: el trabajo está terminado, páselo a recoger... ¡de una puñetera vez! - esto último no lo dije pero juro por Snoopy que lo pensé -. Tic,... una semana mas tarde lo recoge - ¡Yujuuuu!, sólo han sido ocho meses, como un parto prematuro -.



















Resultado Final
P.D.: Finalmente no sabemos si es niño o niña, pero después de tanto tiempo al final el trabajo salió bien, al menos la Clienta quedó muy satisfecha, a pesar de las peripecias, que es de lo que se trata.

P.D.2: No, no estoy negativo, y no voy a comentar nada de las telas,... bueno salvaría la estampada en relieve, dentro de lo que cabe...