Viendo la ocasión, y recordando que teníamos en el almacén un sillón bastante parecido al que nos había mostrado, y sobre todo, en mucho mejor estado, le ofrecimos la posibilidad de customizarlo a su gusto por bastante menos de lo que le saldría arreglar el otro, pero finalmente no llegamos a un acuerdo - económico, se entiende -.
Como ya lo habíamos desempolvado para sacarle fotos y enviárselas a la posible Clienta, tras el fiasco, Eva aprovechó para colgar las fotos en el Facebook acompañadas de una inocente pregunta: "¿Tú que haríais con este sillón?", y lo cierto es que parece que el personal estaba bastante inspirado por que llegaron varias propuestas a las pocas horas.
Estado original |
Al día siguiente, recibimos la llamada del marido de una de las seguidoras que había dejado su idea en el muro interesándose por el sillón, y ésta vez si que llegamos a un acuerdo para llevarla a cabo, y darle una sorpresa a su mujer regalándoselo.
La propuesta fue una de las más atrevidas, y lo cierto es que era una de las que más habíamos comentado de entre todas las que nos habían sugerido, por lo que nos gustó poder satisfacerla - y de paso ganar algo de dinero, todo hay que decirlo -.
Lo primero que hicimos fue retirar la tapicería original que se encontraba bastante deteriorada y tenía polvo hasta en las costuras. Después de ésto, como no, un buen lijado para hacer desaparecer el barniz antiguo y los restos de suciedad que se habían acumulado por el paso del tiempo, sobre todo entre el tallado de la parte superior del respaldo.
Se encoló la estructura, con especial atención a los reposabrazos y una de las patas que hubo que reforzar adicionalmente con un par de tornillos, quedando firme y resistente para soportar unos cuantos años más de batalla.
Una vez lista la estructura comenzamos con el color. Primero, con el fin de disimular rayaduras y permitir una mejor adherencia para la pintura especial del acabado final que íbamos a aplicar, le dimos una base de pintura roja bastante generosa. A continuación, la pintura especial dorada fabricada para la ocasión. Con dos manos fue suficiente ya que la habíamos preparado con tinte en polvo, lo que nos permitió darle la consistencia adecuada a nuestro gusto, lo que unido a la preparación previa nos dejó un acabado reluciente - ni el Rey Midas tenía una igual -.
Por último, aplicamos las correspondientes capas de barniz protector para mantener la durabilidad de la pintura, y con esto dimos por finalizado nuestro trabajo y se la entregamos al tapicero para que hiciera el suyo.
Aquí os muestro el resultado final, tal como quedó para entregar al Cliente, para que a su vez se la regalara a su mujer, al fin y a la postre autora de este, cuando menos, llamativo diseño.
Resultado Final |
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