sábado, 13 de diciembre de 2014

La Caja de Pandora

Esta caja es un recuerdo de familia de una amiga que como sabía que yo me dedicó a restaurar muebles y objetos - entre otras cosas - un día me la trajo a ver si se podía hacer algo con ella y devolverle un poco del lustre perdido por el paso de los años.

Estado Original







Se trataba de una caja de madera, imitando la forma de un libro, que tenía una lámina de El Greco en la portada que hacía la función de tapa. En general, la caja no estaba tan mal, nada que no tuviera arreglo con un poco de trabajo, lo que si es cierto es que la lámina se encontraba en un estado bastante lamentable. Tenía algunos desgarros y manchas de humedad, a parte del desgaste sufrido por la simple manipulación, ya que no tenía ningún barniz protector.

Comenzé a reparar la lámina intentando imitar el color original para cubrir los desperfectos pero como la imagen me parecía un tanto tétrica dejé volar mi imaginación - y el pincel - maquillando a la Madonna de El Greco como si fuera Alaska en su mas recordada etapa ochentera - soy otro nostálgico de la Bola de Cristal -, lo que incluía sombra de ojos naranja y labios violetas.


Iniciada restauración de pintura
Pero estando a medias con este proceso de cambio radical - a lo más puro reality show -, un día que la propietaria pasó por casa la vio y por la cara que puso, aunque no dijo nada, no parecía que le hubiera causado una buena impresión mi visión particular del trabajo, lo cual capté perfectamente. Entendí que al tratarse de un legado de familia y por tanto de un recuerdo,  lo que procedía era respetar el valor sentimental de éste y por tanto la imagen original. Aquí metí la pata, pero como de sabios es rectificar, aparqué mi vena artística y me centré en realizar un trabajo de restauración propiamente dicho, que es lo que requería la ocasión

Borrón y cuenta nueva, y nunca mejor dicho por que lo que hice a continuación fue eliminar totalmente la lámina y comenzar el trabajo de cero.


Empezando de cero
Lo primero, como siempre - y no me canso de repetirlo, pero si de hacerlo - fue lijar para continuar reparando algunos pequeños desperfectos con masilla y darle tinte para recuperar el color. El interior lo mejoré, al menos desde el punto de vista funcional, y para que se mantuviera intacto pegando una tela aterciopelada, que no suponía una importante modificación del original y si una mejora práctica. Después había que arreglar la lámina, pero ya estaba tan retocada que lo mejor era cambiarla completamente. Conseguí una nueva igual a la precedente y tras adherirla a la tapa se procedió a darle un tratamiento de envejecimiento para que la apariencia fuera similar. A continuación coloqué unas tachuelas en los vértices de la tapa - estaban perdidos la mitad de los originales- e inserté la chapa con la leyenda de El Greco tras pulirla y devolverle el brillo antes de envejecerla también. Por último, aplicar barniz protector y listo.

Interior finalizado
Detalle estado interior












El resultado final fue el que os muestro a continuación, del cual la Clienta quedó muy satisfecha, no se si realmente por el resultado en si - espero que así sea - o por que no le había devuelto una versión ochentera de su recuerdo familiar. Lo cierto es que a mi me sirvió para darme cuenta que hay que tener respeto con los recuerdos de los demás y saber valorar los sentimientos que pueden albergar ya que lo que se valora en estos casos es mantener la procedencia.

Resultado Final


1 comentario:

  1. Encontraste la frontera entre el espíritu profesiona y los dominios artísticos y personales

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