Estado original sin cajones |
Dándole vueltas al posible acabado, un día que paseando vimos en el escaparate de una tienda una silla pintada de azul turquesa. Le gustó tanto a mi mujer que no dudo en entrar a la caza del color. Puede ser tan persuasiva (que me lo digan a mi) que consiguió el bote de pintura con el que había sido pintada y lo llevó a una ferretería cercana donde le hicieron un color idéntico.
Ya no tenía excusa para empezar. Hubo que darle duro con la lijadora ya que la pintura estaba en bastante mal estado y había que eliminarla completamente. Desmontar, tapar agujeros, reparar rayones, cambiar el tablero inferior, buscar unas varillas para cambiar las guías de los cajones que estaban deshechas (al final me las hizo un vecino en su carpintería), colocar una bisagra nueva, pintar, pegar papel pintado, forrar el fondo de los cajones, barnizar y...
Nos quedamos estancados, no teníamos claro como rematarlo. Yo tenía una idea pero a la dueña del mueble no le convenció. Buscando y rebuscando conseguimos unas patas bastante aparentes en un tono plateado que le daba un toque diferente y finalmente me decidí por rescatar los pomos reparándolos y pintándolos del color de las patas. Como no había suficientes, en la puerta abatible coloqué unos distintos aunque pintados del mismo color.
Aspecto final |
Para mi, el color es lo más atractivo del mueble, fue todo un acierto la elección (de mi mujer) y si bien se me ocurrieron varias ideas de decoración, como pintar los cajones de diferentes colores, como a mi mujer le gustaba de esta manera, y realmente era para ella, así se quedó. Siempre habrá tiempo de darle otro cambio de apariencia, cuando le llegue su tercera o cuarta oportunidad...
Puerta Abierta |
Detalle interior cajón |
Jesus eres muy bueno ... felicidades y palante que lo haces muy bien
ResponderEliminarNico